Historia basada en hechos reales 000012

Me levanto supermegatemprano, sobre eso de las 8:50. Toca día movidito.

Tenía que renovar el DARDE, o lo que es lo mismo, sellar el paro.

Así pues bajo al pueblo de al lado para realizar dicho trámite burocrático.

Cuando entro y observo el panorama todo era caos y desorden, gente entrando y saliendo, preguntando, insistiendo, y sobre todo, esperando…

Fue entonces cuando no lo dudé y entré en la primera puerta a la izquierda.

Hola, buenos días, ¿para renovar?

Hola si, es aquí, déjame tu D.N.I y por favor, espera un momento fuera.

Vale gracias.

Una vez fuera y tras unos instantes de habituación a la sala de espera, me percato que todavía llevo las gafas de sol puestas, pero qué coño, si la mujer de enfrente las lleva porqué yo no. Por cierto, qué mujer, unos treinta y poco, morena, estatura media…

Entre cristales tuneados jugamos a no ser vistos, aunque ambos sabemos hacia dónde estamos mirando…

De pronto sale el chico del D.N.I llamando a la peña una por una. La muchedumbre se aglomera y el cerco entre la mujer y yo se estrecha. Noto su teta izquierda en mi brazo derecho mientras mi mano derecha tiende hacia su trasero, joder que pezón más duro, me estoy poniendo tonto…

Llega mi turno…y por guapo tengo que ir a otro lado.

Destino: a la jodida ciudad.

Primera vuelta a la manzana, nada

Segunda vuelta, sale un coche pero me quita el aparcamiento el coche que llevo delante.

Tercera vuelta, no me atrevo o no me da tiempo a aparcar en zona amarilla ni en los pasos de peatones.

Cuarta vuelta, me quitan los “aparcamientos” de la zona amarilla y paso de peatones en toda mi trompa.

Quinta vuelta, me enchufo un cigarro…nada…

Sexta vuelta, casi atropello a una abuela y vuelve a pasar lo mismo que en la segunda vuelta….

Octava vuelta, una viandante, turista, alemana y rubia, me pregunta dónde está la playa…sino fuera por el stress que llevaba encima…ejem…

Novena vuelta, me voy a mi casa…

-Venga va, ya que estás aquí…-me intento autoconvencer…

Rectifico al llegar a la curva, voy a probar en los aparcamientos residenciales.

Me sumerjo entre calles de doble sentido con un único carril y sin salida

Con suerte, al final había un sitio.

Ahora tocaba salir de ahí y encontrar el edificio a pata, dícese andando.

Paso por el río Segura, llenetico de mierda. Pienso en hacerle una foto con mi móvil última generación pero paso, no estaba de humor.

B143 era mi número e iba por el B112, y otra vez cómo no, tocaba esperar.

Esa sala de espera era distinta, extraña, fría…

echaba de menos a mi morena de la teta izquierda.